Ermita a Ntra. Sra. de la Blanca

Construcción de estilo mudéjar, desde cuyo enclave se divisa todo el entorno enmarcado entre pinares y con vista del mar.
Cuenta con tres naves, separadas por pilares poligonales que acogen arcos de medio punto, enmarcados en alfiz. La nave principal de mayor altura y amplitud, conserva restos de viguería de una antigua e interesantísima techumbre mudéjar. Cierra la Ermita un presbiterio cubierto con bóveda de media naranja y decorado con dorado retablo barroco que acoge la imagen de la Patrona. Exteriormente la ermita presenta varios volúmenes. En el primero, a los pies del templo se dispone la fachada principal con doble arcada de medio punto peraltado, que dan acceso a un escueto astrio, antes de pasar al interior. En la parte superior sendos ventanales dan paso a una cornisa que recorre todo el frente. Remata el edificio una ornamentada espadaña. La cúpula del presbiterio se eleva majestuosamente sobre el tejado de las tres naves. Perimetralmente se disponen una serie de contrafuertes de diferentes dimensiones y formas.

"Leyenda: de generación en generación nos ha llegado la leyenda, en el s. XV un pastor de Lepe que apacentaba su ganado en el campo, vio una paloma blanca sobre un olivo, se acercó y la cogió con la intención de llevarla a su casa, sin que opusiera la menor resistencia. Pero en el camino la paloma desapareció. Volvió al mismo lugar y la paloma está en el mismo olivo. La cogió nuevamente y en el camino volvió a desaparecer. Al volver a aquel lugar no encontró la paloma, sino una efigie de la Virgen Marí­a, blanca como aquella paloma que le sirvió de mensajera. Al enterarse los vecinos de la cercana aldea, levantaron una ermita en aquel olivar. La imagen fue  conocida por el nombre de Virgen de la Blanca”